Lo siento, de verdad lo siento: Japón es mi medicina. Necesito volver. Así que no me puedo rendir hasta el 16 de diciembre.
Lucharé hasta que ese día llegue y buscaré todas las posibilidades.
Esta vez no pasaré por encima de la felicidad de nadie para ser feliz yo. No. Haré las cosas bien. Prometo sacarme la cresta para que todos queden felices y todos tengan sus cosas. Después de todo, por algo no me titularé este semestre, tiene que valer la pena.
Dios, ayúdame a cumplir mi objetivo por favor.
Si me rindo ahora y me sigo repitiendo que es imposible como lo digo todos los días al despertar después de soñar con ello... No podré vivir conmigo misma.
Por favor, ayúdame vida a que todo salga bien. A que todas las personas que quiero estén bien. Por favor. Prometo esforzarme al máximo en todo sentido.
Pero lo siento, no me puedo sacar esto de la cabeza. Escucho un par de canciones y una emoción inexplicable inunda mi ser, y no es sólo Mejibray, Japón es adictivo con todo lo que tiene. Debe haber una posibilidad de hacer un viaje flash, económico y maravilloso. Iría siempre. Es demasiado importante para mí.
Lo siento, esto es mi vida.
Si es imposible lo veré, no hay que preocuparse de eso. Desistiré si es lo correcto. Pero sin intentarlo no me lo puedo permitir. Es muy pronto.
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